08:00 y un lunes por la mañana, fría mañana de octubre para ser exactos; Cinthia había vuelto a soñar con su gran amor, el chico de su vida, el cual amaba con locura...
Era Trace, Trace Dean.
Otra vez en el instituto, otra vez en clase, aquel infierno que tanto odiaba, aunque por una parte...
-¡Hola! - dijo una chica con una sonrisa de oreja a oreja de mediana estatura con el pelo color oro y ondulado hasta la cintura; sus ojos verdes claros parecían esmeraldas, llenos de alegría, llenos de vida...
Su nombre era Fany, y cuando ella estaba, Cinthia se sentía muy feliz, sus penas eran olvidadas gracias a ella, la cual tenía título de ser su mejor amiga.
Cinthia, que estaba situada con su silla y pupitre en el fondo de la clase, despierta de su "viaje por el espacio exterior" y mira a Fany, la cual detecta en el acto que algo no iba bien...
-Hey, no tienes buena cara...¿no tendrá que ver con...?
-SISISISISI. -dijo la chica del pelo azabache mirando hacia todos los lados. -No hables tan alto que podrían oirnos...
-Pero si cada uno aquí va a su santa bola...así que haz el favor de no ser tan alarmista. -Dijo suspirando Fany poniendo los brazos en jarra. -¿Vas a contarme qué te pasa o sigo esperando a que me salga barba?
Cinthia pasa de estar sentada en la silla a poner la espalda contra la pared, vuelve a echar un ojo a su alrededor y al no ver moros en la costa, queda frente a Fany; mira al suelo, jugueteando con su único mechón rojo entre todo su pelo negro, enredándolo con sus dedos y por fin se atreve a hablar:
-He soñado con él...
-¿En...serio?
-Sí...todo era oscuro y él caminaba, yo le perseguía pero era inútil, pues se alejaba cada vez más, hasta que desapareció...no fui capaz de alcanzarlo...
-Que sueño más triste...oh, por cierto...
-¿Sí?
-Acabo de recordar que, mientras iba por el pasillo de clase justo antes de entrar a clase, él me paró en seco y me dijo que tenia que decirte algo importante.
En ese momento, Cinthia abrió los ojos sorprendida, y se echó a temblar...
¿Qué querría decirle? un mar de preguntas luchaban en la pobre cabeza de la muchachita, pero de nuevo era despertada de sus pensamientos, esta vez por la sirena del instituto que anunciaba que eran las 08:30 y que ya iba siendo hora de empezar la clase.
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